sábado, 5 de octubre de 2013

LO QUE LA PELÍCULA "LINCOLN" NO DICE SOBRE LINCOLN

Es usual que las adaptaciones fílmicas de novelas, biografías, obras teatrales, modifiquen situaciones y hasta eliminen/agreguen personajes con el objetivo de hacer que la historia sea del gusto del público promedio, que desea ver acción, buenos y malos, intriga, romance, humor predecible y finales felices.

Sin embargo, a pesar de todos esos cambios, una buena adaptación parte del respeto hacia el mensaje del autor o, en el caso de biografías, del aporte a la historia o a la sociedad que realizó dicho personaje.

Es por eso que resulta difícil hacer buenas adaptaciones de obras y vidas complejas en el tiempo disponible del cine (2 a 3 horas). Y, peor aún, si a las dificultades mencionadas se suma la ignorancia, la falta de entendimiento o la intención de omitir aspectos que choquen con los intereses de las clases dominantes.

Esto ha ocurrido con "Lincoln" de S. Spielberg que, sin dejar de ser una película cumplidora (pero sobrevalorada), incurre en una serie de omisiones, errores y manipulaciones que le impiden ser considerada una buena película. Vincenc Navarro, de Pensamiento crítico, nos aclara más al respecto.



La película Lincoln, producida y dirigida por uno de los directores más conocidos de EEUU, Steven Spielberg, ha reavivado un gran interés por la figura del presidente Lincoln, uno de los presidentes que, como el presidente Franklin D. Roosevelt, ha intervenido siempre en el ideario estadounidense con gran recuerdo popular. Se destaca tal figura política como la garante de la unidad de EEUU, tras derrotar a los confederados que aspiraban a la secesión de los Estados del Sur de aquel Estado federal. Es también una figura que resalta en la historia de EEUU por haber abolido la esclavitud, y haber dado la libertad y la ciudadanía a los descendientes de las poblaciones inmigrantes de origen africano, es decir, a la población negra, que en EEUU se conoce como la población afroamericana. 

Lincoln fue también uno de los fundadores del Partido Republicano que en sus orígenes fue directamente opuesto al Partido Republicano actual, que está hoy altamente influenciado por un movimiento –el Tea Party- chauvinista, racista y sumamente reaccionario detrás del cual hay intereses económicos y financieros que quieren eliminar la influencia del gobierno federal en las vidas económicas, sociales y políticas del país. El Partido Republicano fundado por el presidente Lincoln era, por el contrario, un partido federalista, que consideró al gobierno federal como garante de los Derechos Humanos. Y entre ellos, la emancipación de los esclavos, tema central de la película Lincoln, fue al que Lincoln dio mayor hincapié. Terminar con la esclavitud significaba que el esclavo pasaba a ser trabajador, dueño de su propio trabajo. 

Ahora bien, Lincoln, incluso antes de ser presidente, consideró otras conquistas sociales como parte también de los Derechos Humanos, y entre ellas, el derecho del mundo del trabajo a controlar, no sólo su trabajo, sino también el producto de su trabajo. El derecho de emancipación de los esclavos transformaba al esclavo en una persona libre asalariada, unida –según él- en lazos fraternales con los otros miembros de la clase trabajadora, independientemente del color de su piel. Sus demandas de que el esclavo dejara de serlo y de que el trabajador –tanto blanco como negro- fuera el dueño, no sólo de su trabajo, sino también del producto de su trabajo, eran igualmente revolucionarias. La emancipación de la esclavitud requería que la persona fuera la dueña de su trabajo. La emancipación de la clase trabajadora significaba que la clase trabajadora fuera la dueña del producto de su trabajo. Y Lincoln demandó los dos tipos de emancipación. El segundo tipo de emancipación, sin embargo, ni siquiera se cita en la película Lincoln. En realidad, la ignora. Y utilizo la expresión “ignora” en lugar de “oculta”, porque es del todo posible que los autores de la película o del libro sobre el que se basa ni siquiera conozcan la historia real de Lincoln. La Guerra Fría en el mundo cultural e incluso académico de EEUU (que continúa existiendo) y el enorme dominio de lo que en allí se llama la Corporate Class (la clase de los propietarios y gestores del gran capital) sobre la vida, no sólo económica, sino también cívica y cultural, explica que la historia formal de EEUU que se enseña en las escuelas y en las universidades sea muy sesgada, purificada de cualquier contaminación ideológica procedente del movimiento obrero, sea socialismo, comunismo o anarquismo. La gran mayoría de estudiantes estadounidenses, incluso de las universidades más prestigiosas y conocidas, no saben que la fiesta del 1º de Mayo, celebrada mundialmente como el Día Internacional del Trabajo, es una fiesta en homenaje a los sindicalistas estadounidenses que murieron en defensa de trabajar ocho horas al día (en lugar de doce), victoria que inició tal reivindicación exitosa en la mayoría de países del mundo. En EEUU, tal día, el 1º de Mayo, además de no ser festivo, es el día de la Ley y el Orden -Law and Order Day- (ver el libro People’s History of the U.S., de Howard Zinn). La historia real de EEUU es muy distinta a la historia formal promovida por las estructuras de poder estadounidenses. 




Las ignoradas y/o ocultadas simpatías de Lincoln 
Lincoln, ya cuando era miembro de la Cámara Legislativa de su Estado de Illinois, simpatizó claramente con las demandas socialistas del movimiento obrero, no sólo de EEUU, sino también mundial. En realidad, Lincoln, tal como indiqué al principio del artículo, consideraba como un Derecho Humano, el derecho del mundo del trabajo a controlar el producto de su trabajo, postura claramente revolucionaria en aquel periodo (y que continúa siéndolo hoy), y que ni la película ni la cultura dominante en EEUU recuerda o conoce, convenientemente olvidada en los aparatos ideológicos del establishment estadounidense controlados por la Corporate Class. En realidad, Lincoln consideró que la esclavitud era el dominio máximo del capital sobre el mundo del trabajo y su oposición a las estructuras de poder de los Estados sureños se debía precisamente a que percibía estas estructuras como sustentadoras de un régimen económico basado en la explotación absoluta del mundo del trabajo. De ahí que viera la abolición de la esclavitud como la liberación no sólo de la población negra sino de todo el mundo del trabajo, beneficiando también a la clase trabajadora blanca, cuyo racismo él veía que iba en contra de sus propios intereses. Lincoln también indicó que “el mundo del trabajo antecede al capital. El capital es el fruto del trabajo, y no hubiera existido sin el mundo del trabajo, que lo creó. El mundo del trabajo es superior al mundo del capital y merece la mayor consideración (…) En la situación actual el capital tiene todo el poder y hay que revertir este desequilibrio”. Lectores de los escritos de Karl Marx, contemporáneo de Abraham Lincoln, recordarán que algunas de estas frases eran muy semejantes a las utilizadas por tal analista del capitalismo en su análisis de la relación capital/trabajo bajo tal sistema económico. 

Le sorprenderá a gran número de lectores saber que los escritos de Karl Marx influenciaron a Abraham Lincoln, tal como documenta en gran detalle John Nichols en su excelente artículo “Reading Karl Marx with Abraham Lincoln Utopian socialists, German communists and other republicans” publicado en Political Affairs (27/11/12), y del cual extraigo las citas así como la mayoría de datos publicados en este artículo. Los escritos de Karl Marx eran conocidos entre los grupos de intelectuales que estaban profundamente insatisfechos con la situación política y económica de EEUU, como era el caso de Lincoln. Karl Marx escribía regularmente en The New York Tribune, el rotativo intelectual más influente en Estados Unidos en aquel periodo. Su director Horace Greeley se consideraba un socialista y un gran admirador de Karl Marx, al cual invitó a ser columnista de tal diario. En las columnas de su diario incluyó gran número de activistas alemanes que habían huido de las persecuciones ocurridas en la Alemania de aquel tiempo, una Alemania altamente agitada, con un naciente movimiento obrero que cuestionaba el orden económico existente. Algunos de estos inmigrantes alemanes (conocidos en el EEUU de aquel momento como los “Republicanos Rojos”) lucharon más tarde con las tropas federales en la Guerra Civil, dirigidos por el presidente Lincoln. 

Greeley y Lincoln eran amigos. En realidad Greeley y su diario apoyaron desde el principio la carrera política de Lincoln, siendo Greeley el que le aconsejó a que se presentara a la presidencia del país. Y toda la evidencia apunta que Lincoln era un ferviente lector del The New York Tribune. En su campaña electoral para la presidencia de EEUU invitó a varios “republicanos rojos” a integrarse en su equipo. En realidad, ya antes, como congresista, representante de la ciudadanía de Springfield en el Estado de Illinois, apoyó frecuentemente los movimientos revolucionarios que estaban ocurriendo en Europa, y muy en especial en Hungría, firmando documentos en apoyo de tales movimientos. 





Lincoln, gran amigo del mundo del trabajo estadounidense e internacional
Su conocimiento de las tradiciones revolucionarias existentes en aquel periodo no era casual sino que era fruto de sus simpatías con el movimiento obrero internacional y sus instituciones. Animó a los trabajadores de EEUU a organizar y establecer sindicatos y continuó haciéndolo cuando fue presidente. Y varios sindicatos le nombraron miembro honorario. En su respuesta a los sindicatos de Nueva York subrayó “vosotros habéis entendido mejor que nadie que la lucha para terminar con la esclavitud es la lucha para liberar al mundo del trabajo, es decir, a liberar a todos los trabajadores. La liberación de los esclavos en el Sur es parte de la misma lucha por la liberación de los trabajadores en el Norte”. Y durante la campaña electoral, el presidente Lincoln promovió la postura en contra de la esclavitud indicando explícitamente que la liberación de los esclavos les permitiría a los trabajadores exigir los salarios que les permitirían vivir decentemente y con dignidad, ayudando con ello a aumentar los salarios de todos los trabajadores, tanto negros como blancos. 

Marx, y también Engels, escribieron con entusiasmo sobre la campaña electoral de Lincoln, en un momento en que ambos estaban preparando la Primera Internacional del Movimiento Obrero. En un momento de las sesiones, Marx y Engels propusieron a la Internacional que enviara una carta al presidente Lincoln felicitándolo por su actitud y postura. En su carta, la Primera Internacional felicitaba al pueblo de EEUU y a su presidente por, al terminar con la esclavitud, haber favorecido la liberación de toda la clase trabajadora, no solo estadounidense, sino también la mundial. 

El presidente Lincoln respondió, agradeciendo la nota y respondiendo que valoraba el apoyo de los trabajadores del mundo a sus políticas, en un tono cordial, que, por cierto, creó gran alarma entre los establishments económicos, financieros y políticos a ambos lados del Atlántico. Estaba claro, a nivel internacional que, como señaló más tarde el dirigente socialista estadounidense Eugene Victor Debs, en su propia campaña electoral, “Lincoln había sido un revolucionario y que por paradójico que pudiera parecer, el Partido Republicando había tenido en su orígenes una tonalidad roja”. 


La revolución democrática que Lincoln inició y que nunca se desarrolló
Ni que decir tiene que ninguno de estos datos aparece en la película Lincoln, ni son ampliamente conocidos en EEUU. Pero, como bien señalan John Nichols y Robin Blackburn (otro autor que ha escrito extensamente sobre Lincoln y Marx), para entender Lincoln hay que entender el periodo y el contexto en los que él vivió. Lincoln no era un marxista (término sobreutilizado en la literatura historiográfica y que el propio Marx denunció) y no era su intento eliminar el capitalismo, sino corregir el enorme desequilibrio existente en él, entre el capital y el trabajo. Pero, no hay duda de que fue altamente influenciado por Marx y otros pensadores socialistas, con los cuales compartió sus deseos inmediatos, claramente simpatizando con ellos, llevando su postura a altos niveles de radicalismo en su compromiso democrático. Es una tergiversación histórica ignorar tales hechos, como hace la película Lincoln. 

No hay duda de que Lincoln fue una personalidad compleja con muchos claroscuros. Pero las simpatías están escritas y bien definidas en sus discursos. Es más, los intensos debates que ocurrían en las izquierdas europeas se reproducían también en los círculos progresistas de EEUU. En realidad, la mayor influencia sobre Lincoln fue la de los socialistas utópicos alemanes, muchos de los cuales se refugiaron en Illinois huyendo de la represión europea. 

El comunalismo que caracterizó a tales socialistas influenció la concepción democrática de Lincoln, interpretando democracia como la gobernanza de las instituciones políticas por parte del pueblo, en el cual las clases populares eran la mayoría. Su famoso dicho (que se ha convertido en el espléndido eslogan democrático más conocido en el mundo –Democracy for the people, of the people and by the people- claramente señala la imposibilidad de tener una democracia del pueblo y para el pueblo sin que sea realizada y llevada a cabo por el mismo pueblo. De ahí que viera la liberación de los esclavos y del mundo del trabajo como elementos esenciales de tal democratización. Su concepto de igualdad llevaba inevitablemente un conflicto con el dominio de tales instituciones políticas por el capital. Y la realidad existente hoy en EEUU y que detallo en mi artículo “Lo que no se ha dicho en los medios sobre las elecciones en EEUU” (Público, 13.11.12)es una prueba de ello. Hoy la Corporate Class controla las instituciones políticas de aquel país. 


Últimas observaciones y un ruego 
Repito que ninguna de estas realidades aparece en la película. Spielberg no es, después de todo, Pontecorvo, y el clima intelectual estadounidense todavía está estancado en la Guerra Fría que le empobrece intelectualmente. “Socialismo” continúa siendo una palabra mal vista en los círculos del establishment cultural de aquel país. Y en la tierra de Lincoln, aquel proyecto democrático que él soñó nunca se realizó debido a la enorme influencia del poder del capital sobre las instituciones democráticas, influencia que ha disminuido enormemente la expresión democrática en aquel país. Y la paradoja hiriente de la historia es que el Partido Republicano se haya convertido en el instrumento político más agresivo hoy existente al servicio del capital. 

Por cierto, agradecería que todas las personas que encuentren este artículo interesante lo distribuyan ampliamente, incluyendo en su distribución a los críticos de cine, que en su promoción de la película, seguro que no dirán nada del otro Lincoln desconocido en su propio país (y en muchos otros, incluyendo España). A uno de los fundadores del movimiento revolucionario democrático ni siquiera se le reconoce como tal. Su emancipación de los esclavos es una gran victoria que hay que celebrar. Pero Lincoln fue incluso más allá. Y de esto ni se habla.

domingo, 18 de agosto de 2013

LENIN EN EL CINE

Así como abundan las biografías completas escritas acerca de Lenin, las cinematográficas son escasas. Y es entendible, pues resumir en pocas horas la vida y obra de este revolucionario es prácticamente imposible. De tal suerte que las películas biográficas sobre Lenin se enfocan en anécdotas y periodos muy cortos de su vida. A la fecha se han registrado 16 películas acerca de aspectos de la vida de Lenin (la primera: Octubre, 1927, Eisenstein); sin embargo, comentaremos las dos más recientes.

El tren de Lenin (1988, Damiani, coproducción: Italia, Alemania, Francia y Austria)

El culebrón

El regreso del exilio sirve de burdo pretexto para mostrar los entretelones del supuesto romance Lenin-Armand. Esta serie para TV recoge mucho de la biografía mentirosa escrita por Robert Service, pero la supera con unos diálogos dignos de las más taquilleras telenovelas mexicanas. Y nadie se salva del raje y de la calumnia:

Los alemanes: unos estúpidos que reciben su merecido por ser tan estúpidos.

Los bolcheviques: laberintosos, intrigantes y maleducados.

Radek: un judío polaco servil (para variar), con aires de radicaloide, pero en verdad lo único que quiere es dinero y poder.

Armand: una mujer "tempestuosa", infiel a su esposo, despechada por que Lenin la dejó por Krupskaia y que lo único que le interesa en esta vida son sus hijos y estar siempre regia.

La mujer fatal en acción

David: el típico buen muchacho que idolatra a un líder y a una mujer que son más falsos que la falsedad. Y como se estila en este tipo de películas, no pasará mucho tiempo para que los malvados lo defrauden.

Krupskaia: reducida al papel de eco de Lenin, con funciones de secretaria, ama de llaves y locutora oficial. Evidentemente, la presentan vieja, desabrida, sin personalidad y buenita hasta la náusea.

Lenin: ni Maquiavelo lo hubiera imaginado mejor: manipulador, oportunista, desleal, autoritario, infiel, falso, etc., etc. Lo único que le interesa es el poder y que su imagen de superhombre no se manche.

Lenin encarnado por Ben Kingsley, en uno de los peores papeles de su vida

Y si por las calumnias no son suficientes para convencer al espectador, las mentiras vienen en su ayuda. Dos botones:
* En la película aparece que Inessa Armand se encuentra con los emigrados recién en el momento de partir de regreso a Rusia. Falso. Días antes ya se había reunido con el Buró político de los bolcheviques en Suiza, donde participó en la redacción y firma de un documento de apoyo a la decisión de los bolcheviques de retornar a su patria aceptando las condiciones del gobierno alemán.

* En la película, durante el viaje, Lenin prácticamente impone el cambio de la denominación del partido: de socialdemócrata a bolchevique. Falso. El abandono del nombre "socialdemócrata" se da una vez que los bolcheviques toman el poder y se denominan Partido Comunista bolchevique.

En suma, "El tren de Lenin" no es más que un culebrón mal disimulado de película histórica mentirosa. Contrabando puro y duro.


Taurus (2000, Sokúrov, producción: Rusia).

Lenin existencialista: ser o ser

Lenin, en sus últimos meses de vida, se vuelve filósofo existencialista y se pregunta cómo será la revolución sin él y si Krupskaia lo extrañará. Un poco menos intrigante que la película anterior, pero igual de desatinada al describir la personalidad de Lenin. Y no podía ocurrir de otra manera con directores y guionistas que de marxismo y de historia universal no tienen ni la más remota idea.


Para conocer más:

Lenin: el tren de Damiano Damiani (http://old.kaosenlared.net/noticia/lenin-tren-de-damiano-damiani)
Escribe: Pepe Gutiérrez-Alvarez (Kaos en la red)
La crítica más rigurosa y objetiva encontrada en internet sobre la película en cuestión. Desmonta la sarta de mentiras, exageraciones y omisiones del "converso" Damiani.

Un día en la vida de Vladimir Illich, cercana ya la muerte (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=15856)
Escribe: Josep Torrell (Rebelión)
Análisis superfluo y condescendiente de la película "Taurus". Urgente una dosis de cultura general y de ubicaína.

domingo, 17 de febrero de 2013

El estudiante

El estudiante: 
muestra del cine postmoderno latinoamericano

"El estudiante" llega a la escena mundial amparado por prestigiosos premios internacionales (Locarno, Toronto, BAFICI) que le adjudican múltiples cualidades: aborda una temática que había sido dejada de lado por la cinematografía reciente, brinda una visión "realista" del movimiento universitario argentino, sus diálogos son eficaces, su buena dirección de actores, etc.  Sin embargo, ¿qué hay de cierto detrás del aplauso complaciente de críticos de cine y jurados festivaleros? Veamos...

El galán

Lo bueno
* Uso efectivo de la técnica audiovisual, lo que le brinda una textura y una cadencia de documental, contribuyendo así a una sensación de cercanía por parte del espectador.
* Uso de ambientes naturales en situaciones reales (Facultad de Sociales de la UBA en plenas elecciones estudiantiles), lo que acentúa el carácter "objetivo" y de "fiel reflejo de la realidad" del film.
* Buen reparto de actores, con actuaciones sobresalientes (Horacio, Valeria) y en caja (Roque, Lorenzo, Zevallos, Hipólito) que logran disimular las actuaciones menores, por momentos disforzadas y poco creíbles, de Acevedo y Paula.
* Diálogos sencillos, de frases hechas, que los ciudadanos promedio usamos en el cotidiano.

Con la amiga "cariñosa"

Lo malo
A despecho de sus cualidades visuales, el guión del film es, de inicio a fin, una oda al cliché: los "progres" o "zurditos" (izquierdistas y afines) han sido, son y serán gente que va saltando de un partido a otro, es decir, "cambia de camiseta" como de ropa interior. El interés de esta gente no es la justicia, la igualdad, lograr un mundo mejor. No, señores, su interés es el poder, el poder por el poder, el "llegar" (¿a dónde? no se sabe). Y para "llegar" se sirven de todos los métodos que los medios de comunicación y las familias nos han enseñado que usan los izquierdistas: traición, trampa, contubernios, promiscuidad sexual, demagogia, manipulación, intriga, etc., etc., etc.

El film no presenta matices ni múltiples puntos de vista. Toda la trama del provinciano Roque y su espectacular ascenso político vía el conocido método del "braguetazo" en un grupito insulso llamado "Brecha" desemboca en el mensaje que nos vienen repitiendo desde que tenemos uso de razón: "todos esos grupos de izquierda (socialistas, comunistas, etc.) son la misma porquería, todos te quieren usar, todos te quieren controlar la mente". Y a continuación: "por eso no vale la pena comprometerse, uno debe velar por sí mismo; y si te metes, tú también aprovecha. Total, todos ellos te usan, ¿no? Úsalos tú también".

El objeto del deseo

Lo feo
Que nos pretendan dar gato por liebre, es decir, que recurriendo a una técnica audiovisual efectiva y que se vende como "objetiva", nos metan de contrabando la concepción de la Derecha Bruta y Achorada (DBA) que pulula en el tercer planeta: que esos "zurditos", esos "comunistas", que hablan de justicia, honestidad, limpieza, no a la corrupción, etc.; esos, son iguales o peores que el resto, así que no son nadie para reclamar. Nos preguntamos: ¿Tan poca cosa creen que somos los jóvenes? ¿Tan poca capacidad de discernimiento creen que tenemos?

Hay elementos de verdad en el film. Sí, los hay, y los mencionamos a continuación:
* La universidad pública, ninguneada y maltratada por el Estado.
* Los gobiernos de turno buscando enquistarse en las universidades para incrementar su poder y su acceso a dinero sucio (coimas, desviación de fondos, malversación, etc.).
* Grupos estudiantiles de todas las tendencias (derecha, centro y dizque izquierda) que han olvidado sus ideales (si es que alguna vez los tuvieron) y que se prestan al juego de las autoridades corruptas a cambio de ganancias de diverso calibre (becas, viajes al extranjero, cargos, dinero contante y sonante, etc.).
* Mayoría estudiantil sumida en la indiferencia, en la comodidad de la inercia, en el decadentismo, en las relaciones interpersonales superficiales y vacías, en la falta de ideales superiores, en la creencia de que "todos son unos corruptos" y no queda más que acomodarse al corrupto de turno.

Sin embargo, estos elementos de verdad han sido tan sobredimensionados y han sido usados de tal forma que el producto final es un velado y malintencionado ataque al movimiento juvenil universitario latinoamericano y argentino que se forjó en Córdoba a inicios del siglo XX y que, hoy en día, lucha sin descanso por una universidad pública de veras nacional y científica, que responda a las necesidades del pueblo y que esté en función de un plan nacional de desarrollo. Toda esa juventud correcta y con ideales no está representada en una película tan abiertamente tendenciosa como "El estudiante".

Y es que este film "novedoso" y "creativo" no aporta ideas. En él solo hay frases retóricas repetidas machaconamente a lo largo de toda la película y, por si eres tan lento que no las captaste, ahí está el locutor de comercial que te las repite en el momento más oportuno.

El ambiguo final también ha sido señalado como "sorprendente" e "inesperado", que brinda la moraleja de reeducación del protagonista. Nada más lejano de la verdad: las acciones generadas por despecho y por venganza no son ejemplo de reeducación en el camino de la bondad y de la ética. Ese "No" final es por las promesas incumplidas. No es un "No" a lo corrupto, a lo inmoral. Si Acevedo les cumplía, ese "No" nunca se hubiese pronunciado.


Lo ridículo
Los clichés de género del film:

* Roque, el "homo eroticus supermacho" del siglo XXI, que trepa vía el "braguetazo" y que tan bien calza en el dicho popular que repiten los que dicen tenerlas bien puestas: "Le doy a todo lo que tenga falda y se mueva". Y, cómo no, consigue el ideal de mujer que nos han vendido como señal de éxito: bonita y blanca (o blancona, que para el uso da lo mismo), con su toquecito de seudointelectual clasemediera para no desentonar con la tendencia actual. En ese sentido, no tiene pierde la conversación de Roque con su padre al momento en que lo está embarcando en el taxi después de la cena que sostienen con Paula y Acevedo.

* ¿Y las protagonistas mujeres? Impecables. Toditas sacadas del Manual Secreto del Macho Moderno:
+ Más fáciles que sumar 1  más 1 (y es que, ¿quién en su sano juicio se podría resistir a un galán tan guapo y con tanto futuro? $$$).
+ Besan, gimen, y todo lo demás lo hacen igualito de mecánico y sin gusto. Es el macho quien se luce y las satisface a todas, a toda hora y en todo lugar, con un impresionante sistema a prueba de fallos.
+ Todas las mujeres son, incluida la "intelectual de izquierda" (ojo, Camila Vallejo), unas mal disimuladas busconas a la caza de un marido con el cual divertirse y aprovechar un poco o, si se puede, durar hasta que aparezca otro mejor.  Recordemos dos escenas de antología al respecto: la conversación de Roque con el administrador del local para el plenario; y la conversación de Paula, Acevedo y Roque en la discoteca, donde alardean de sus conquistas sexuales.

Los tórtolos después de su primera noche

Concluyamos:
El valor de esta película no reside en lo celebrado por críticos y jurados quienes, en su gran mayoría, aplauden todo aquello que encaje dentro de los burdos estereotipos culturales que difunden los medios de comunicación. En ese sentido, "El estudiante" pone en práctica la "combinación perfecta y exitosa" de la cinematografía que predomina en el mundo: argumento retorcido y complicado (no complejo) en una ciudad latinoamericana, drogas, sexo y traición, todo a modo de documental y en locaciones reales.

Como se había señalado líneas arriba: hay una inmensa población de estudiantes latinoamericanos que no está representada en esta película. Y si están poco representados los centros urbanos, ni qué decir de las ciudades de provincia, donde el contexto sociocultural  está menos alienado y se orienta a intereses menos frívolos de los que obsesionan a los habitantes de ciudades capital como Lima o Buenos Aires.

Entonces, el valor de "El estudiante" reside en que es un excelente indicador de los argumentos que hoy en día esgrime desembozadamente la derecha mundial para intentar neutralizar cualquier germen de cambio, de reforma, y ni qué decir de revolución. Su frase preferida es: "Todos son (o somos) corruptos", y así supuestamente "desarman" a sus adversarios. Bueno, debemos informarles que NO somos corruptos millones de personas, así que no busquen meternos a la fuerza o con engaños en su tacho de basura.


El gurú y su discípulo

"El estudiante": frases para la histeria

"La traición, la más recurrente" 
(el "maquiavélico" Acevedo).

"En política, si te cagan, el boludo sos vos" 
(la "intelectual" Paula).

"Las alianzas son forma de tener poder y con el poder se gestiona" (el "genio" Roque).

"Vos sos buen cebador de mate y llegás derechito al ministerio" 
(el "lúcido" Hipólito).

"¿Desde cuándo es importante la opinión de los estudiantes?" 
(el "irónico" Hipólito a los jóvenes afines a él).

"Soy básico. Estoy enamorado (de ti)" 
(el "enamorado" Roque a Paula, inmediatamente después de fornicar con la secretaria del local que consiguió para el plenario).

"(Roque) dejó de estudiar por un trabajo conseguido por alguien de la agrupación" (la "sabihonda" voz en off).

"Jugamos al límite, sino no ganábamos. Estuvo bien. Pero es política" (el "gurú" Acevedo al "discípulo" Roque, excusándose de la forata que les dieron a él y a Paula).

"Su verdadero talento está en el manejo de la gente, la táctica y la estrategia, la ejecución y la toma de decisiones, discutir ideas, pensar alianzas, hacerse amigos, dar órdenes, es decir, la política" (la "sabia" voz en off, en el límite del discurso barato).

"Yo no me enojo, no sirve" 
(el "experimentado" Roque antes de vengarse de Acevedo y demostrar, paradójicamente, que sí está enojado).

El gurú Acevedo ensayando mirada varonil

Para saber más:

Presentamos los vínculos a páginas web que dedicaron un espacio a comentar el film que nos ocupa:

Crítica de "El estudiante" (versión extendida).
Representante de la crítica complaciente, panorámica y poco profunda  que inundó la red a raíz del éxito apoteósico de "El estudiante" a nivel internacional. Ideal para los que no ven más allá de una historia de amor simplona mezclada con thriller psicológico y seudomoraleja final, al mejor estilo norteamericano.

Más allá hay dragones
http://elpijamadehepburn.blogspot.com/2012/09/el-estudiante-santiago-mitre-2011.html
Crítica a caballo entre lo estético y lo político, con más peso en lo primero. Observaciones inteligentes y que hacen reflexionar acerca de las virtudes, omisiones, paradojas y exageraciones de "El estudiante".

La cátedra o la vida
Crítica que va más por el lado estético y artístico del film. Analiza sus características visuales, de coherencia del guión, sus alegorías y personajes.

Otra lectura de "El Estudiante"
http://habiaunavezunachica.blogspot.com/2011/12/otra-lectura-de-el-estudiante-de.html
Análisis más de fondo que de forma. Presenta antecedentes históricos que ayudan a comprender mejor el contexto del film. Comparación con otros films argentinos del mismo año (2011). Es la aproximación más crítica a "El estudiante".

El gran éxito cinematográfico


Vox populi: comentan en Youtube
(hemos respetado los comentarios sin corregir los errores de digitación)

1- Excelente pelicula de derecha, una visión de la políitica como uso de las gente en beneficio propio y a partir de la universidad. "Crea" una épica pre kirchnerista, sin pasión, ni entrega, ni ideales. Donde podrías dudar una voz en off te dice "(...) la política (...) una forma de hacer que los demás sigan tus órdenes".Ni el sexo se salva: imposible distinguir lo que se juega en un polvo al paso de una amistad con derecho a roce o un amor más aburrido que conferencia de Rajoy.
romanelunico hace 10 meses

Tenés razón. Yo también pienso que dá una imagen demasiado "negativa" de lo que es la militancia universitaria. Muestra sólo la "rosca" y la militancia universitaria es más que eso...¡por suerte!
darktide2008 en respuesta a romanelunico hace 2 meses

2- Mitre, Ud debería enterarse: , miles de pibes militan con todo fervor las 24 hs y comparten su vida en villas, barrios, sindicatos y universidades con tanta intensidad como la que despliegan al cojer. Claro en el siglo XXI en Argentina, no en los ´90.
romanelunico hace 10 meses

¿este Mitre es pariente del garca director de LA NACIÓN? Si es así, entiendo por qué muestra a la militancia de ese modo tan reaccionario y negativo....
darktide2008 en respuesta a romanelunico hace 2 meses

Chicos esto es una propaganda sin sentido...
Dieguito Quiroga hace 10 meses

de lo mejorcito de la propaganda oficialista!! me gusto, y me parece 100% recomendable.Plata bien gastada...
Francisco Lezcano hace 11 meses

No entendí un choto esta película, pero creo que entendí lo principal, que tampoco es noticia: son todos unos garcas.
MariposaRedimida hace 4 meses

Está bueno el concepto con el que hicieron la película, pero la realidad es otra, por lo menos para el 90% de los estudiantes de ciencias políticas, la mayoría se reciben, si. Pero siempre discuten con argumentos prefabricados y poco elaborados. Son pseudo revolucionarios, idealistas que piensan que ellos solos van a cambiar el mundo, hipocresía pura.
cfacundo2006 hace 4 meses

esta película es del típico caso de los bobos que se van a la facultad a jugar a ser el che guevara y no estudian un carajo , se creen revolucionarios por poner carteles y hacer estupideces y después se transforman en estudiantes crónicos que nunca se reciben .
nanreh93 hace 10 meses

querer una realidad mejor es jugar a ser revolucionario?
Pablo Benjamin Arroyo en respuesta a nanreh93 hace 9 meses

Viste la película? Yo voy a la facultad y es bastante así, puede que un poquitito sobreexagerado, pero es una visión bastante cruda de la realidad, parece casi un documental. Es política capitalista, no es como debería de ser.
solitariocamel hace 1 año