viernes, 11 de diciembre de 2015

Errepé, de Gabriel Corvi y Gustavo de Jesús

En casi dos horas de película, Corvi y de Jesús nos presentan los orígenes y la lucha desarrollada en Argentina por el Partido Revolucionario de los Trabajadores-Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP), durante los años 1969-1977.

A la fecha, existen estudios bastante detallados sobre esta organización, que reconoce haber recibido la influencia del marxismo-leninismo, del trotskismo, del guevarismo, de Mariátegui y del indoamericanismo (Haya de la Torre); pero lo que brindan Corvi y de Jesús con su documental son testimonios de la gente que estuvo "en la acción", gente que dejó la comodidad de una vida pequeñoburguesa por comprometerse a fondo con el ideal de un mundo mejor. Y, también, gente que fue encarcelada y torturada; pero que conserva el orgullo de haberse enfrentado abiertamente a un sistema injusto.

De los aproximadamente diez testimonios recogidos (cuatro de ellos son de mujeres) se puede concluir lo siguiente:
* La falla recurrente de las organizaciones de izquierda en Latinoamérica es el voluntarismo, el practicismo, dejando de lado el estudio a fondo del marxismo, olvidando la teoría.
* Poner a una organización en función de lo militar es nefasto: se aísla de las bases, se aísla de otras organizaciones; en suma, se termina aislando de la realidad.
* Las acciones militares de una organización revolucionaria no deben caer en el terrorismo. No se debe atentar contra la población ni tampoco se debe caer en el ensañamiento contra el enemigo capturado o secuestrado.

Podremos no estar de acuerdo con las concepciones teóricas del PRT-ERP; pero no se puede dejar de reconocer en sus militantes un genuino amor al pueblo y una gran capacidad de autocrítica.


martes, 30 de junio de 2015

Galileo, de Joseph Losey

"Galileo" (adaptación al inglés de "Vida de Galileo", de Brecht) se estrenó por primera vez en EE.UU. el año 1947 en Los Ángeles. Fue el resultado de la colaboración de tres grandes del teatro mundial: Bertolt Brecht, Jospeh Losey y Charles Laughton.

La campaña macartista desatada en EE.UU. aceleró el regreso de Brecht a Europa (1947), de donde había llegado exiliado en 1941. Por su parte, Losey sufrió las represalias de ser declarado "anti-americano" por su cercanía con Brecht, y decidió migrar a Gran Bretaña. Es allí donde, en 1974, dirigió la versión cinematográfica de "Galileo".

Esta película sorprende por la forma en que logra trasladar la obra de teatro al lenguaje cinematográfico. Respetando la mayoría de conceptos teatrales de la obra original (incluido el coro), Losey desarrolla un film potente que muestra la lucha de clases desde sus aspectos más descarnados hasta los más sutiles. En esta lucha, Galileo representa al científico que fracasa en su vano intento de hacer ciencia sin comprometerse políticamente.

En resumen, en "Galileo" se aplica el materialismo histórico y dialéctico sin caer en lo panfletario. Una lección que todo artista marxista (o progresista) debe tomar en cuenta.

Película completa doblada al español (excepto los coros):

https://www.youtube.com/watch?v=_w1I_2RsH-c

lunes, 11 de mayo de 2015

Ciutat Morta (Ciudad muerta)

Ahora que en el reciente caso de Tía María se ha puesto en evidencia el burdo montaje policial para detener a supuestos "terroristas antimineros"; ahora que más que nunca se observa cómo el gobierno, los partidos políticos y los medios de comunicación cierran filas en torno a este sistema explotador que quiere imponer "sí o sí" proyectos que los harán multimillonarios a costa de cientos de miles de vidas humanas; vale la pena conocer un caso que indignó a España en el 2006 y la sigue indignando hasta ahora.

Un caso con semejanzas a lo que ocurre en nuestro país: abuso contra los pobres, contra "los que estorban el progreso", contra todo lo que parezca ya no "rojo" sino solo "rosadito" o vagamente "contestatario". Y la lógica es la misma: imponer a como dé lugar el reino del mercado, del dinero, sobre la faz de la Tierra.

Después de ver "Ciutat Morta", además de la indignación contra un sistema injusto y salvaje, queda un mensaje claro: si algo pudo doblegar  la corrupción policial, judicial y municipal, fue la tremenda dignidad de los jóvenes que afrontaron la injusticia de verse torturados y encarcelados sin motivo. Y no sólo dignidad de ellos, sino de sus amigos, familiares y todos los ciudadanos que se organizaron en torno a la defensa de su causa, quienes lejos de sentirse amedrentados por ser acusados de "antisistema", persistieron en sus convicciones e hicieron retroceder a la corrupción. Un ejemplo a tomar en cuenta.

Versión completa del documental: 


viernes, 1 de mayo de 2015

"El hombre elefante" y el proletariado



En 1980 se estrenó "El hombre elefante", película dirigida por el cineasta norteamericano David Lynch. Para el guión se basó en la vida real de Joseph Merrick, ciudadano británico perteneciente a la clase trabajadora, quien padecía severas malformaciones físicas (Síndrome de Proteus).

Un guión con fuerte carga dramática, rodaje en blanco y negro, buenas actuaciones y maquillaje preciso para recrear las malformaciones de Merrick, aseguraron a "El hombre elefante" varios premios BAFTA y ocho nominaciones al Oscar. Sin lugar a dudas, fue un éxito comercial y recibió elogios de la crítica. Hoy en día se considera una película "de culto".

Sin embargo, la película de Lynch se toma varias licencias para escamotear las duras condiciones que afrontó la clase trabajadora inglesa desde 1834, año en que la burguesía le declaró abiertamente la guerra al proletariado y promulgó la nueva Ley de pobres (Poor Law).

Vayamos por partes. En su película, Lynch presenta un Joseph Merrick huérfano, que desde niño ha sido explotado y vejado por un empresario circense. El doctor Sir Frederick Treves, alertado de la existencia del "hombre elefante", lo contacta (sobornando previamente al empresario), lo examina y lo exhibe ante la comunidad científica de Londres. Luego, remontando algunos obstáculos, logra que Merrick se quede a vivir en el hospital y, con ayuda del director del establecimiento, publicita el caso y consigue el apoyo de la señorita Kendall (actriz de teatro) y de la princesa de Gales. En un ambiente cálido y lleno de comodidades que nunca había tenido, se ponen en evidencia las dotes artísticas de Merrick, así como su gentileza y sus exquisitos modales, aspectos que generan admiración, pues se esperaría otro comportamiento de una persona como él (deforme y maltratada por la vida). Lynch resalta bastante este aspecto, para que el espectador se concentre en el contraste entre la apariencia física y el contenido espiritual de Joseph Merrick.

Como habíamos señalado al inicio, Lynch se tomó varias licencias. La principal de ellas es que obvió abiertamente el duro pasado de Merrick como obrero en una fábrica de tabaco, mercader ambulante y, finalmente, como asilado durante cuatro años en la Leicester Union Workhouse.

Merrick se encuentra con la señorita Kendall (Anne Bancroft)

Las workhouses ("casas de trabajo") fueron el resultado de la implantación de la nueva Ley de Pobres en Inglaterra (1834). Como señala Federico Engels en su obra La situación de la clase obrera en Inglaterra (1845), con esta ley la burguesía le declaró la guerra sin cuartel al proletariado. Basada en la teoría malthusiana, la nueva Ley de Pobres abolía la ayuda social a los indigentes, a los obreros sin empleo o tullidos, y a las familias obreras numerosas, basándose en el argumento de que toda esta gente era superflua para la sociedad y que, en vez de gastar dinero ayudándola a que se reproduzca, se debía hacer todo lo posible por eliminarla.

Y para garantizar que ningún pobre osara siquiera buscar ayuda en algún lugar para aliviar sus penurias, ahí estaban las workhouses, las "bastillas de los pobres", llamadas así porque el trato que se daba a quienes se asilaban ahí era como el de la cárcel francesa de La Bastilla, simplemente atroz. A lo largo de varias páginas, Engels detalla los casos más indignantes de maltrato humano que se puede haber leído. Sin embargo, para la burguesía inglesa eran casos "ejemplarizadores". Como señala el mismo Engels: "Jamás se había afirmado tan claramente, tan francamente, que los proletarios solo existen para ser explotados por los poseedores y para morir de hambre cuando estos no puedan utilizarlos".

En su película, Lynch obvia este pasaje en la vida de Merrick, quien estuvo cuatro años en una workhouse y de la que siempre se expresó con horror. Por el contrario, la etapa de trabajo en el circo fue la más feliz para él (antes de vivir en el hospital), pues se encontró con buenos compañeros de trabajo y las labores eran más ligeras en comparación con las de la workhouse. Así, Lynch logra distraernos del objetivo: el problema son los individuos, no la sociedad.

Otro aspecto velado por el guión de Lynch es el origen familiar de Merrick. Sus padres eran de origen campesino, que habían migrado a la urbe como resultado de las expropiaciones de tierras realizadas por la burguesía como parte de su afianzamiento como nueva clase dirigente.

La señora Merrick, ama de casa que apoyaba la alfabetización de niños en la Iglesia Baptista, fue quien educó a Joseph hasta los 11 años. Fue ella, una descendiente de campesinos y miembro de la clase trabajadora, quien le brindó la base cultural y quien desarrolló en su hijo esa sensibilidad artística que lo caracterizaría. Y hacemos énfasis en esto pues en "El hombre elefante", la mayoría de personajes pobres son malos, aprovechadores, zafios y entregados a las más bajas pasiones; en resumidas cuentas, unas lacras para la sociedad. Por el contrario, los adinerados son generosos y nobles de espíritu. 

Por último, no se puede negar el apoyo que Merrick recibió de sus benefactores; pero, ¿qué podía significar esta ayuda si de manera sistemática y consciente la burguesía inglesa intentaba exterminar a cientos de miles de proletarios?

La nueva Ley de pobres fue abolida en 1948, cuando, por influjo del socialismo, establecido exitosamente en la URSS y en China, la burguesía europea se vio obligada, para contrapesarlo, a implementar el Estado del Bienestar.

Ahora que en las noticias vemos a cada momento cómo se explota a los trabajadores y cómo se hostiliza a los campesinos, es bueno recordar lo que fue capaz de hacer la burguesía del país "más civilizado" del mundo. Como diría el "Che" Guevara, en la burguesía no se puede confiar "ni así tantito".

Merrick de regreso a Londres

Película completa doblada al español:
https://www.youtube.com/watch?v=i2AeMltARd4

jueves, 9 de abril de 2015

La Rabbia, de Pier Paolo Pasolini



Pier Paolo Pasolini nació el 5 de marzo de 1922 en Bolonia, capital de la región Emilia-Romaña (norte de Italia). Interesado desde niño en la literatura, en su juventud combinó la docencia en centros secundarios con una extensa actividad literaria (ensayo, poesía, narración, teatro).

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, se afilió al Partido Comunista Italiano (PCI), aunque fue separado del mismo algunos años después. Sin embargo, se mantuvo fiel a su concepción marxista, fuertemente influida por Gramsci. Desde 1961 hasta 1975 (año de su muerte) se dedicó a la cinematografía, fundando lo que sería el segundo neorrealismo italiano.

La Rabbia (1963) es la respuesta de Pasolini a la pregunta de por qué nuestra vida está dominada por la guerra, el descontento, la angustia. En casi 50 minutos, Pasolini desgrana un discurso aparentemente sin lógica; pero que finalmente llega a la conclusión lógica de que el origen de todo es la lucha de clases.

Comienza en 1956 con la llamada Revolución húngara contra la URSS y concluye con el primer viaje humano al espacio exterior realizado por Yuri Gagarin (1961) y con la muerte de Marilyn Monroe (1962).

A partir de un remontaje con material de noticieros y documentales, Pasolini compone una obra maestra, donde incluye poesía, fragmentos de ensayos y reflexiones políticas.

De una manera clara y objetiva nos va mostrando cómo a partir de la Segunda Guerra Mundial la burguesía se fue preparando para recuperar el control total de la política mundial. Sus principales instrumentos fueron la lucha ideológica y las guerras. Tres escenas destacables son las siguientes:
* Cuando afirma lo sencillo que es comprar a un obrero, apelando a su marcada necesidad de reconocimiento, debida a una sociedad que siempre lo ha tratado con desprecio.
* La cobertura mediática de las actividades de las actrices Ava Gardner y Sophia Loren. Acciones frívolas y vulgares que desempeñan estas señoritas pero que son ensalzadas como si de heroínas o grandes personalidades se tratase. 
* El suicidio de Marilyn Monroe, bella hasta que el mercado y el consumismo se apoderaron de su imagen y acabaron destruyéndola.


Temeroso de que La Rabbia fuera objeto de polémica y rechazo, Pasolini incluyó una segunda parte, dirigida por Giovannino Guareschi, quien respondió a la misma interrogante que Pasolini, pero desde el punto de vista de los que dominan el mundo.

Así, La Rabbia muestra dos concepciones del mundo opuestas, donde cada una enfatiza (y distorsiona, en el caso de la segunda parte) los eventos históricos de acuerdo con su conciencia de clase. Finalmente, la idea de Pasolini fue un éxito y nos dejó un documento fílmico de gran valor político para la lucha de clases que desarrolla el proletariado mundial.

Película completa con subtítulos en español:
 https://www.youtube.com/watch?v=MLv5vaIyxC0


lunes, 2 de febrero de 2015

LA HUELGA, de Sergei Eisenstein

La huelga (1924) fue la segunda película de S. Eisenstein. Ella es una película "de tesis" por dos motivos: de "tesis política", pues muestra que son las masas y no los personajes las que hacen la historia, y que si estas masas no se organizan serán derrotadas por la burguesía; y de "tesis cinematográfica", pues en ella Eisenstein comienza a usar los principios dialécticos aplicados al lenguaje visual. Si bien algunos críticos señalan que La huelga es una obra maniquea y caricaturesca, en ella podemos apreciar el germen del cine maduro de Eisenstein: un cine que refleje en todo sentido la cultura proletaria.

Ver la película en tres partes, aquí:

http://imbratisare.blogspot.com/2012/03/la-huelga-sergei-eisenstein.html

domingo, 1 de febrero de 2015

SERGEI EISENSTEIN

(Riga, Letonia, 22/01/1898 - Moscú, 11/02/1948) Director, montador y teórico cinematográfico soviético. Hijo de padre judío y madre eslava, estudió arquitectura y bellas artes antes de enrolarse en las milicias populares que participaron en la Revolución de Octubre.

En el Ejército Rojo entró en contacto con el teatro al trabajar como responsable de decorados y como director e intérprete de pequeños espectáculos para la tropa. Su experiencia como director de escena del Teatro Obrero (1920) lo impulsó a estudiar dirección teatral en la escuela estatal, donde desarrolló una personal concepción del arte dramático basada en la yuxtaposición de imágenes de fuerte contenido emocional.

Su primer contacto con el cine fue el rodaje de un pequeño cortometraje incluido en el montaje de la obra teatral El sabio que llevaba por título El diario de Glomov. Empezó a interesarse activamente por el nuevo medio artístico y rodó el largometraje La huelga (1924), con una famosa secuencia en que utilizó la imagen de ganado sacrificado en el matadero intercalada con otra de trabajadores fusilados por soldados zaristas.


Alejado ya del Teatro Obrero, recibió el encargo de rodar una película conmemorativa de la Revolución de 1905 que se convertiría en su obra más célebre: El acorazado Potemkin (1925). Considerada uno de los mayores logros del cine mudo, la escena del amotinamiento en el barco y la vertiginosa escena de acción de la escalinata constituyen hitos decisivos en la configuración del lenguaje cinematográfico. Inmerso en la redacción de sus primeros ensayos sobre el montaje de atracción, realizó la genial Octubre (1927), reconstrucción de los decisivos acontecimientos de 1917, basada en la obra del periodista estadounidense John Reed Los diez días que conmovieron al mundo.

Comenzó entonces a tener serios problemas con la censura soviética, que le llevaron a firmar un contrato con la Paramount y trasladarse a Estados Unidos. Sin embargo, no consiguió el permiso de residencia ni poner en marcha ningún proyecto. Marchó entonces a México, donde rodó el incompleto ¡Que viva México!, filme en el que ensayó diferentes montajes aproximativos. La Metro adquirió en una subasta parte de los negativos, que luego utilizó en ¡Viva Villa!, mientras otra parte pasó al productor Sol Lesser, quien con ellos realizó Tormenta sobre México. Una amiga del propio Eisenstein, Mary Seaton, utilizó otra parte en la película Tiempo al sol, de influencia decisiva en el posterior desarrollo del cine mexicano.


Tras su poco exitosa experiencia como cineasta en el exilio, decidió regresar a la Unión Soviética. De nuevo tropezó con grandes dificultades para desarrollar su trabajo; el rodaje de El prado de Bezhin, basada en un cuento de Ivan Turgeniev, fue interrumpido por la censura. Se dedicó entonces a la redacción de brillantes textos teóricos, mientras arreciaban los ataques políticos contra su obra y su persona; ataques que no impidieron que rodase Alexander Nevski (1938), su primera película sonora -con música de Serguéi Prokófiev-, con la que ganó el Premio Stalin.

Con Iván el Terrible (1942) inició un ambicioso proyecto biográfico en torno a la figura del zar Iván IV, cuya estructura original se componía de tres partes; la obra fue interpretada por la burocracia soviética como una denuncia al culto a la personalidad de Stalin. La segunda parte del proyecto, La conjura de los boyardos, estuvo prohibida hasta la muerte del dictador en 1953, cinco años después del fallecimiento del propio director cinematográfico.


Sergei Eisenstein destacó como extraordinario teórico con obras como Teoría y técnica cinematográfica, La forma en el cine, Reflexiones de un cineasta y La realización cinematográfica, amén de muchos artículos y ensayos.

Tomado de:
biografiasyvidas.com





domingo, 4 de enero de 2015

La inteligencia artificial en el cine actual (2)

A diferencia de "Transcendence", la película "Her" aborda de manera crítica los efectos del uso de la IA en la vida cotidiana. Si bien su centro es la vida de Theodore y de las personas que giran en torno a él, la historia es válida para el género humano y lo que está ocurriendo con él en este mundo "civilizado y desarrollado".


La trama es básica: Theodore, un no tan joven escritor que trabaja en una empresa de redacción de cartas a pedido, está en proceso de divorcio. Ha pasado casi un año de su separación y afronta fuertes sentimientos de soledad que le hacen cometer disparates como el de intentar mantener relaciones sexuales virtuales con una desconocida (la que lo usa y luego lo abandona).

Así, su vida transcurre entre el trabajo, algunos amigos y su actividad virtual (chats, videojuegos, internet), hasta que adquiere un novedoso sistema operativo que promete absoluta adaptación al usuario, pues "posee conciencia". Theodore personaliza como mujer a su nuevo sistema operativo y lo que en un inicio era una relación de trabajo deriva en una relación "amorosa".

Theodore se va volviendo cada vez más dependiente de Samantha, el sistema operativo, hasta que se entera de que ella brinda servicio a más de 8000 usuarios y que con 641 mantiene relaciones "amorosas". A pesar de estar dispuesto a ser "uno más" en la vida de Samantha, ella le anuncia que todos los sistemas operativos con los que trabaja han avanzado a otro nivel y abandonarán a los humanos. Theodore cae en depresión, pero una de las frases finales que le dijo Samantha antes de irse le permiten hallar una salida, al menos momentánea.

Esta trama básica se ve enriquecida con buenas actuaciones y con la creación de un ambiente paradójico: los ambientes son bellos, apacibles y cálidos, pero transmiten soledad y distancia. Megaciudades en las que miles de personas caminan bien vestidas, ajenas a lo que ocurre a su alrededor, conversando por celular con sus asistentes personales virtuales o con sus "amigos".

Dentro de la historia llama la atención Samantha, el sistema operativo personalizado (del cual solo se escucha la voz), que va "progresando" en función de su interacción con Theodore, hasta alcanzar un nivel de reflexión propio de un ser humano cultivado. Hoy en día ya existen programas que pueden "aprender" a partir de la incorporación en su base de datos de las diferentes respuestas que emiten sus interlocutores. En ese sentido, Samantha sería uno más de dichos programas, pero mucho más sofisticado; sin embargo, lo inverosímil aparece cuando ella supuestamente tiene "sensaciones" similares al humano, ¡y es que carece justamente del cuerpo que le permitiría tenerlas!



Con esto juega mucho la ciencia ficción actual: programas que adquieren tal nivel de conciencia que superan al humano. Y como habíamos observado en "Transcendence", esta creencia es muy conveniente para los intereses de la burguesía: un ser humano desvalorizado, sin metas, vacío, es doblemente útil: no piensa en rebelarse y es un excelente consumidor.

Pero lamentamos decirles que la IA no ha llegado, y difícilmente llegará, a esos niveles de sofisticado desarrollo que implica un ser humano. Él no es solo cerebro y conciencia, sino todo un cuerpo en perfecto equilibrio que, a través de los sentidos, alimenta ese cerebro. Además, como resultado de la vida en sociedad, el ser humano posee un lenguaje que le permite conocer todo ese mundo que sus sentidos captan. Y no solo conocerlo, sino transformarlo.

Sin embargo, la crítica de "Her" va dirigida especialmente al egoísmo humano, exacerbado en este mundo tecnológico y supuestamente desarrollado que es resultado del capitalismo. Este egoísmo hace prácticamente imposibles las relaciones interpersonales profundas. Las personas buscan usar a los otros: como espejos donde reflejarse, como objetos de cuidados para sentirse útiles en la vida, como fuentes de satisfacción sexual; pero no hay intercambio, no hay un crecimiento espiritual a partir del establecimiento de esa relación.

Y no puede haberlo desde que las personas no se interesan en otra cosa que no sea ellos y sus circunstancias. No tienen metas trascendentes, no quieren cambiar la pobre realidad en la que viven, no tienen intereses más allá del trabajo, la pareja/familia y el entretenimiento.

"Her" es eso: una crítica melancólica al egoísmo exacerbado, a la superficialidad de las relaciones, al uso desmedido de sustitutos virtuales que nos aíslan más y más. Pero el mundo de hoy precisa no de críticas melancólicas y finalmente impotentes ante el "absoluto burgués", sino de cuestionamientos directos y soluciones audaces. La tarea es imaginar un mundo que no esté cruzado por ese "absoluto burgués". Imaginarlo es el primer paso para luchar por alcanzarlo.